martes, 11 de noviembre de 2008

Le miro, me está esperando
ahí, en la oscuridad
Indiferente, cansado, con ganas de despertar.
Enciendo la luz y me intuye, sabe que estoy aqui,
se impacienta.
Va vestido de negro, de cuero negro, nada más.
Me acerco y paso la mano por su cuerpo.
Hay un huequito por el que puedo meter los dedos primero, la mano después.
noto al tacto su suavidad, sus curvas y me recorre un escalofrío.
Es tan hermoso.
Comiezo a quitarle esa tela que nos separa y queda al descubierto todo en si.
Tiene un tatuaje dorado, pero no lo leo,
estoy demasidao ocupada observandolo al completo.
Me acerco y lo acaricio nuevamente.
Me ha hechizado.
Quiero hacerlo bien, tal vez no sea su primera vez, pero si es la mia,
es la nuestra.
No quiero estropearlo por los nervios
No quiero estropearlo por unos dedos temblorosos e inexpertos.
Intento repasar las lecciones aprendidas en el pasado, pero nada me viene a la cabeza.
Respiro y me siento a su lado.
Ahora o nunca.
Estoy preparada para tocar, estoy lista para oir y degustar,
ya soy capaz de hacer sonar una melodia en un piano de cola.