
Puntos de luz bailando a mi alrededor, me rozan, me acarician
Y antes de que la muerte, con su gélido aliento, apague la llama
y me cubra de oscuridad, una dulce mirada veo, y ya no temo a las sombras, ya, no temo a la nada.
Pasa el tiempo y ya no siento.
Silencio...
Entonces, oigo unas voces, y la luz del dia más brillante, me alumbra
Mis salvadores me han encontrado...
Lástima que ya sea tarde y mi cuerpo frio y la pequeña vela esten consumidos, sin vida.
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