domingo, 29 de marzo de 2009

La Redecouverte

(esta historia pide ser leida con la primera canción del blog)


La muñeca abrió los ojos y pestañeó tres veces.

Tenía el cuerpo entumecido.

Movió los grandes ojos y un segundo después, le siguió la cabeza que quedó colgando levemente hacia un lado.


Falta de uso.


La alzó nuevamente.


Los pañuelos colgaban del techo.

Y el sol los limpiaba con templado.


Se incorporó.

Y cayó levantando polvo y dibujando una flor con el vestido al vuelo.


Olía a alfombra.


Desató el lazo y se puso sobre sus pies de un salto.

La polilla con bordados dorados voló de su espalda.

Ahora era una muñeca sin alas.

Miró como escapaba a través del espejo oxidado por el roce de las pestañas.

Las puntillas deshilachadas se estremecieron por el banquete.


Polvo acumulándose en la porcelana barata.


Fiesta de telas rozando el mantel.


El suelo se cubrió con la lluvia de cristal.


Y la muñeca fumó ron con pasas sin importar la demolición del caserón.

domingo, 22 de marzo de 2009

Caminando por el pueblo

El anciano sintió, como otras tardes, un temblor, que comenzando en los dedos de los pies terminó en la punta de un blanco pelo atusado por el sol.
Por si alguien le mirase, actuó como si nada, aferró su bastón y continuó caminando despacito, sin mirar atrás, sin silbar a ese perro ya perdido hace tiempo, intentando no hacer caso a lo que se avecinaba rápidamente.
Pero, como siempre, sin poder evitarlo, se detuvo y suspiró mientras alzaba la mirada.
Vió pasar vida ante sus ojos. Era de un tamaño desmesurado, tantas personas... y el ruido, el ruido hizó temblar su riñon derecho, que no el izquierdo.
"Que rapidez..."-pensó.
"Viejo... te queda poco tiempo"
- se dijo a si mismo con el ceño fruncido mirando al horizonte.
Sin embargo, a diferencia de otras tardes, esta vez, una sonrisa asomó entre las arrugas.
Definitivamente, aunque era viejo, aun no era demasiado tarde para coger un tren, daba igual a donde se dirigiera, esa misma tarde, cogeria su primer tren y haría las paces con la modernidad... o por lo menos, una pequeña tregua.

domingo, 15 de marzo de 2009

Kuroneko

Aquella noche de otoño...
... se acercó acechante el gato negro.


Haciendo crujir las hojas bajo sus zarpas...
... provocando un leve escalofrio en las perezosas lechuzas...


Sus oscuros ojos reflejaban la noche y su mirada... su mirada ocultaba el miedo a mi patada.




Cuando le recogí no comprendia que, en realidad, él me estaba recogiendo a mí.




Debo admitir que siempre creí que se iría en mitad de alguna noche tan oscura como en la que llegó...








... por algo es gato ...







Mas, aun permanece enroscado en el sillón... ...sonriendo de soslayo cuando me ve entrar por la puerta...








Proporcionando calor en las noche frias...




... compañia en las solitarias...




547 noches...