martes, 6 de enero de 2009

Noche de reyes


Abrió los ojos de par en par, era plena noche, toda la ciudad debía de estar vagando por sus sueños particulares. Miró a su mujer de soslayo y su bigote sonrió al verla dormir profundamente con el antifaz y los rulos. “Bien, bien”-pensó-“duerme pequeña bruja” no es que Antonio odiase a su mujer, solo estaba un poco cansado de años y años de criticas, pero jamás la faltaría al respeto fuera de su mente. Se levantó torpemente de la cama y tras recuperar el aliento, entre jadeos, comprobó que los rulos seguían respirando acompasadamente.
No pudo evitar reírse por lo bajo cuando alcanzó el pasillo.
Era la noche de reyes, había pasado la tarde de compras y envolviendo para los nietos, los hijos, hermanos, su querida, el vecino, los primos de Málaga, el sobrino y el ancianísimo tío Alfredo. Pero él no quería los calcetines, ni el paraguas, ni la mantita eléctrica esa, bueno, la mantita sí, pero no quería el paraguas ni los calcetines.
Se arrodilló junto al árbol y cargó con los paquetes específicos, los había marcado con una estrellita. Empezó a realizar una matanza de regalos, los envoltorios agonizaban por el suelo, celo, cartones, plásticos de pompas… un desastre.
Como un gran rey se puso la corona de Barbie princesa de los cisnes (para su nieta), se hizo con el paraguas y lo adornó con todas las guirnaldas, “ahora si estaba bonito”, desenvolvió la esmeralda de su mujer y vistió a su meñique (el único capaz de entrar y salir entero, en ese corsé para dedos). Desarropó el mantel de la comida elegante y se lo ató al cuello y tarareando alegremente colocó la mantita eléctrica en su trono “Roca” (sin la tapa abierta). Se sentó muy erguido y ordenó militarmente a los soldaditos de plomo en la bañera.
Muy orgulloso carraspeo y evaluando a sus sirvientes gritó:
“Atacad al pato ese y mañana tendréis muslo para cenar”-“ánimo mis valientes, queda mucha noche por delante!”
Las figuritas se miraron unas a otras atemorizadas, pensando que su rey, finalmente, había perdido la cabeza.

1 comentario:

Ra dijo...

Es el encanto de la demencia senil ^__^