domingo, 28 de septiembre de 2008

Ey muñeca! déjame que te diga que estamos hechos para jugar

Con una mano en la barbilla y la otra entre tus tirabuzones contemplas a barbie y el señor del monopoli en sus discursiones.
Deja de sentarte frente a la caja de música para ver a la danzarina bailar y levanta y vete a buscar ese muñeco con el que no dejas de soñar.
Te cojo de la manga y te llevo entre bloques y puzzles. A todos te presento, desde los habitantes de debajo de la cama (pasando por el baúl y los cajones) hasta los que duermen sobre los almohadones, todas las clases y jerarquias.
Y tú, pequeña muñeca, los miras uno por uno y agitando tus cabellos te apartas de todos ellos.
Me vienes con cientos de escusas:
Yo: ¿El yoyó?
Tú: El yoyó me marea.
Yo: ¿Y el patito de goma?
Tú: Ay no! el patito de goma no, a mi no me gusta el agua.
Yo: ¿Qué te parece la marioneta?
Tú: Está raida, vieja y es fea.
Yo: Asi que... ¿Accionman es muyy rudo y Ken un creido... el muñeco de Kinder es menudo y el oso de la feria está demasiado crecido?
Luego que si Pin está con Pon o que si es muy pegajosa la pegatina del tigretón.
Y entre canto de grillo y canto de cuna... descubro que a las noches (a ser posible esas en las que no hay luna) te acercas a la caja donde se esconde el muñeco de las sorpresas, esperando a que se asome, esperando a que te invite, esperando a que te asombre.
Porque yo se que quieres entrar en esa caja de colores y vivir con ese muñeco que se esconde en un sitio grande para uno, en un sitio pequeño para dos.

"Ey muñeca! déjame que te diga que estamos hechos para jugar."

Pero hay reglas, hay condiciones, que se deben respetar:
Primero. Los dos deben saber cuando el juego comenzará.
Segundo. Los participantes tienen que querer tomar parte.
Tercero. Las trampas están prohibidas (a menos que se hagan muy bien y a escondidas).
Cuarto. No vale lanzar el balón ni a la cara, ni al corazón.


"Y la muñeca... la muñeca sigue abrazada a la caja... esperando... sin atreverse a darle cuerda ni a alejarse tampoco"

sábado, 20 de septiembre de 2008

Un "Adios" disfrazado de "Hasta luego".
Todo pintado bajo capas y capas de color naranja.
¿cuanto maquillaje lleva mi cara?... ¿es así también en ti? ¿te pusiste esa máscara al ver la mia?
Un último beso, triste y vacilante, tembloroso. Y notando tu mano sobre la mia me despido con un ligero apretón de manos, porque no puedo hablar.
Subo y ya quedaste atrás.
Deguello a esa vocecilla que osa atreverse a susurrar "salta del vagon y quedate" y ahora su sangre me mancha las manos...
Y... Maldita sea! ¿Porque sonríes? Detrás de la ventana sonríes.
Cogiendo aire noto lo vacía que estoy, me giro a la ventana y te veo espectante, esperando a los chillidos de las vias.
Y como idiotas saludamos con la manita hasta que por fin (sin ruido) arranca.
No corres a mi lado, no es como en las peliculas, no vas a saltar dentro y a rescatarme. (es un pacto mudo, al que ninguno quería llegar)